Todo lo que vive late de energía, y toda esa energía contiene
información. Si bien no es sorprendente que quienes practican medicinas
alternativas o complementarias acepten este concepto, lo cierto es que
incluso algunos físicos cuánticos reconocen la existencia de un campo
electromagnético generado por los procesos biológicos del cuerpo. Los
científicos aceptan que el cuerpo humano genera electricidad, porque el
tejido vivo genera energía.
El cuerpo físico está rodeado por un campo energético que abarca el
espacio que ocupan los brazos extendidos y todo el largo del cuerpo.
Este campo es a la vez un centro de información y un sistema perceptivo
muy sensible. Mediante este sistema estamos en constante «comunicación»
con todo lo que nos rodea, ya que es una especie de electricidad
consciente que transmite y recibe mensajes hacia y desde los cuerpos de
los demás. Estos mensajes que entran y salen del campo energético son
los que percibimos los intuitivos.

Entre las experiencias que generan energía emocional en el sistema
energético están las relaciones pasadas y actuales, tanto personales
como profesionales, (las experiencias y recuerdos profundos o
traumáticos, y todas las actitudes y creencias, sean de tipo espiritual
o supersticioso. Las emociones generadas por estas experiencias quedan codificadas en el organismo y los sistemas biológicos
y contribuyen a la formación de tejido celular, el cual genera a su
vez, una calidad de energía que refleja esas emociones. Estas
impresiones energéticas forman un lenguaje energético que contiene una
información literal y simbólica. Una persona intuitiva médica puede
leer dicha información.
He aquí un ejemplo del tipo de mensaje que podría comunicar el campo
energético. Supongamos que una persona tenía dificultades para aprender
matemáticas en la escuela de primera enseñanza- Normalmente, saber que
doce hacen una docena no supone una carga emocional susceptible de
alterar la salud del tejido celular. Pero si el profesor o la profesora
humillaba a esa persona porque no sabía eso, entonces la experiencia
tendría una carga emocional que generaría lesión celular, sobre todo si
la persona insiste en ese recuerdo en la edad adulta, o lo utiliza a
modo de piedra de toque para determinar la forma de hacer frente a las
críticas, las figuras de autoridad, la educación o el fracaso. Un
intuitivo podría captar la imagen literal de la relación de esa persona
con su profesor o cualquier otro símbolo negativo ligado a esa
experiencia.

En su libro Healing and the Mina, Bill Moyers cita las palabras de la
doctora Pert: «Ciertamente hay otra forma de energía que aún no hemos
entendido. Por ejemplo, hay una forma de energía que parece abandonar el
cuerpo cuando éste muere. [...] La mente está en todas las células del
cuerpo.» «¿Quiere decir que las emociones están almacenadas en el
cuerpo?», le pregunta Moyers. «Por supuesto. ¿No se había dado cuenta?
[...] Hay muchos fenómenos que no podemos explicar sin referirnos a la
energía.»
La energía emocional se convierte en materia biológica mediante un
proceso complejísimo. Al igual que las emisoras de radio operan en
longitudes de ondas energéticas específicas, cada órgano y sistema
corporal está calibrado para absorber y procesar energías emocionales y
psíquicas específicas. Es decir, cada zona del cuerpo transmite energía
en una frecuencia específica, detallada, y cuando estamos sanos, todas están «sintonizadas armónicamente». Una
zona del cuerpo que no esté transmitiendo en su frecuencia normal
indica dónde se encuentra localizado un problema. Un cambio en la
intensidad de frecuencia indica un cambio en la naturaleza y gravedad
de la enfermedad, y revela la modalidad de estrés que ha contribuido a
desarrollar la enfermedad.
Esta forma de interpretar la energía del cuerpo se llama a veces «medicina vibratoria».
Se asemeja a las prácticas y creencias más antiguas, desde la medicina
china y las prácticas chamanicas indígenas, hasta casi todas las
terapias populares o alternativas. La verdad es que la medicina
energética no es nueva; pero yo creo que mi interpretación de ella y de
la forma en que podemos utilizarla para sanar espiritualmente, junto
con los tratamientos médicos contemporáneos, es única. SÍ una persona
es capaz de percibir que está perdiendo energía debido a una situación
estresante, y actúa para corregir esa fuga de energía, reduce, sí no
elimina completamente, la probabilidad de que ese estrés se convierta
en una crisis física.

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