Después de muchos años de trabajo con personas que han atravesado por este tipo de experiencias, no tengo la menor duda de la relevancia de este fascinante campo de estudio. Es por ello que quisiera destacar su importancia para resolver ciertos conflictos y mejorar, con ello, nuestra vida cotidiana [...].
Por lo general, el proceso de experimentació n de episodios de vidas pasadas permite que las personas encuentren alivio a los síntomas físicos y emocionales que aquejan su vida presente. En numerosas ocasiones he podido comprobar la reducción o incluso la eliminación completa de depresiones crónicas de origen psicológico, asmas, fobias, migrañas severas, dolores psicosomáticos y otros síntomas similares después de una experiencia en la que el sujeto revivía una vida anterior. A la luz de todo ello, no resulta tan aventurado formular la hipótesis de que el recuerdo de vidas anteriores puede ayudarnos a resolver simbólicamente ciertos problemas de nuestro psiquismo [...]
Todo lo que acabamos de describir en torno a las experiencias relativas a vidas pasadas suscita interesantes cuestiones sobre el tema de la reencarnación. ¿Las experiencias kármicas constituyen necesariamente una demostración de que hemos vivido anteriormente? ¿Significa que nuestra vida actual forma parte de una larga secuencia de vidas? ¿Quiere acaso decir que, de una vida a otra seguimos siendo responsables de nuestras acciones? Para tratar de responder a todas estas preguntas será necesario examinar las evidencias que apoyan o refutan estas creencias y también convendría revisar nuestrasopiniones y prejuicios al respecto. Con demasiada frecuencia, nuestra visión sobre este tipo de fenómenos -que no pueden ser demostrados por las matemáticas ni verificados mediante los sentidos físicos- depende más de lo que nos han enseñado a creer que del examen imparcial de la evidencia objetiva.
Comencemos recordando que el karma y la reencarnación constituyen la piedra angular de las principales religiones de la India, el hinduismo, el budismo, el jainismo, el shinkismo y el zoroastrismo, y que también forman parte del budismo vajrayana, el budismo esotérico japonés y la mayoría de las escuelas budistas del sudeste asiático. Y que la misma doctrina fue adoptada por los esenios, los fariseos, los karaitas y otras sectas judías o filojudías. En la antigua Grecia, por su parte, la creencia en la reencarnación fue asumida por diversas escuelas de pensamiento, entre las cuales cabe destacar a los pitagóricos, los órficos y los platónicos. Posteriormente, la reencarnación pasó a ser un dogma fundamental entre los gnósticos y los neoplatónicos y formó parte de la teología cabalística del judaísmo medieval. Del mismo modo, también podemos encontrar nociones similares entre grupos tan dispares históricamente geográfica y culturalmente como las tribus africanas, los rastafaris jamaiquinos, los indios americanos, las culturas precolombinas, los kahunas polinesios, los practicantes de la umbanda brasileña, los celtas y los druidas.
Tomado del libro "La mente holotrópica" de Stanislav Grof
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